domingo, abril 16, 2006

75 AÑOS DE LA II REPUBLICA

Vivimos estos días el 75 aniversario de la proclamación de la II República. Un hecho de enorme valor para la historia de la izquierda universal y que nos ha marcado a muchos de manera intelectual y política.
Yo oí hablar, por primera vez, de la República Española, en la escuela, en Uruguay. En la escuela primaria, digo. Estudiamos los poemas de Antonio Machado, de Federico García Lorca, de Rafael Alberti.Conocimos a fondo los avatares de la república y de la democracia españolas. Y aprendimos, aprendí, a querer, aquellos poemas y aquellas canciones, aquellos textos de páginas amarillas en que se hablaba de la lucha de tanta y tanta gente que defendía valores similares a los que formaban parte de nuestra convivencia cotidiana.Grandes figuras de Cataluña y de España se radicaron en Uruguay, se fundieron con su trabajo y su hacer en la vida cotidiana del país. De todos ellos hablábamos, de todos ellos conocimos obras y pensamientos.Recuerdo a Margarita Xirgu, especialmente. Recuerdo actos y lugares de profundo sentimiento democrático de izquierdas: el monumento al President Lluis Companys, en la esquina de Ramon Anador y Propios. Recuerdo, un poco más allá, la calle República Española paralela a la calle Concepción Arenal. Y recuerdo la memoria viva de algunos vecinos, en mi infancia, emigrados a causa del franquismo... Sus vidas, su memoria, sus relatos, son para mí, hoy, un patrimonio personal, sentimental e intelectual, entrañable.
Nos hablaron mucho de la República los maestros de mi escuela y los profesores de mi educación secundaria.
Cuando llegué a la Universidad, la dictadura ensombreció, primero , la vida del Uruguay y arruinó, después, la vida de tanta gente que quiero y que querré siempre. Lo primero que obligó la dictadura, en Uruguay, fue al establecimiento de una lista obligatoria de lecturas, y sobretodo a una dura censura de todo aquello, que entre otros procesos históricos, hiciera referencia a la República Española.Se prohibió hablar de ella, y cualquier referencia a dicho proceso, se hacía en nombre del bando vencedor franquista, a través de la prensa oficialista y pro militar.
La experiencia de la República pasó a tener, para mi, un valor singular.
Como profesor de lengua española del Seminario expliqué a mis alumnos, en plena dictadura,qué había sido y qué habia significado la II República. Acompañé las explicaciones con un análisis de texto de varios poemas de Machado, de Alberti y de Federico. Les hice estudiar la biografia de la Xirgu y escuchamos, juntos,algunos textos cantados por Paco Ibañez.Una semana más tarde, recibí la inspección de Educación Secundaria y una sanción durísima que me valió la pérdida del empleo. Los padres jesuitas decidieron prescindir de mis servicios... a instancias de la Inspección del règimen. Lloré la rabia y pérdida del trabajo y tuve miedo.Pero,bien pronto, me sentí sereno y tranquilo, casi orgulloso de haber recibido tal sanción. Fue mi pequeño homenaje a los republicanos españoles, teñido de represión y de castigo, pero homenaje al fin.
Siempre me ha emocionado mucho la sencillez y la intensidad con que aquellos republicanos han mantenido, casi a escondidas, la llama viva de los valores de la II República y su propia esperanza. Hoy pienso que nuestras metas de futuro deben recogerlas de forma definitiva.

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