La semana que comienza el Congreso de Diputados discutirá nuevas medidas (nuevas resoluciones) para paliar el impacto de la crisis entre las personas y las familias más golpeadas por la recesión y la pérdida de empleo. La iniciativa la puso a andar el Presidente Zapatero con su discurso de la semana pasada y ahora han de pasar el examen de los acuerdos políticos.
Una de las medidas que ya se discute es la ampliación de la cobertura por desempleo. Es una buena medida. Es una medida urgente. Aparte de que los recursos van a solventar duras situaciones sociales, son también una inyección económica en la maltrecha economia local y barrial de nuestras ciudades. El efecto en el consumo es inmediato y la percepción global de la situación de las personas mejora substancialmente.
Pero creo que la medida debe ir acompañada de su organización más activa. Los mismos recursos con un apoyo de recursos de otras administraciones, puestos en juego a través de acciones locales de ocupación y de dinamización laboral permiten, a su vez, que tanto estos como las personas que los perciben aporten colectivamente al conjunto de la sociedad que les da apoyo. Mientras la situación de las empresas no permita la creación de empleo, el trabajo de colaboración y/o cooperación social de los perceptores de desempleo no sólo puede tener utilidad colectiva sino que es un contundente instrumento para la mejora del equilibrio emocional y psicológico de la persona implicadas. Hay que intercambiar prestación por desempleo por acciones de gran utilidad social y de solidaridad que incluyan procesos de formación.La ciudad, la misma administración, el entorno natural, etc. son una fuente extraordinaria de formación y de acción social permanente. Si reflexionamos un poco sobre ello, encontraremos muchas propuestas, muchas posibilidades.
Valoro, también, que el conjunto de medidas para la formación de las personas sin empleo adquiere una extraordinaria prioridad. Así lo han visto los gobiernos de España y de Cataluña y se han puesto manos a la obra. Yo recomendaría, humildemente, que se impulsaran ambiciosos planes de investigación e innovación que incluyan a nuestros jóvenes. Estudiar y aplicar lo estudiado en un régimen de beca de formación o de investigación, distribuídas entre centros medios y superiores, laboratorios, empresas, ámbitos de creación, etc. sólo puede tener un efecto multiplicador en los próximos años. Y, de verdad, que lo necesitamos.
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