El debate de investidura del President Montilla ha iniciado una nueva etapa en la vida política de nuestro país. Por primera vez, desde la recuperación democrática, se dan las condiciones políticas para que un gobierno de izquierdas suceda a otro gobierno de izquierdas. El único gobierno de las izquierdas catalanas en el siglo XX fue ferozmente truncado por la dictadura fascista de Francisco Franco. Recuperada la democracia, la derecha nacionalista se hizo con el poder y el pujolismo, casi como un régimen omnímodo, cubrió a modo de un manto espeso y denso la superficie política y social de buena parte de Cataluña.
La alianza de las izquierdas catalanas tiene ahora un reto fundamental: consolidar el nuevo período político. Ello significa dar perfil propio al gobierno, estilo singular en la dirección de la cosa pública, una nueva articulación política para un nuevo modelo de país.
A mi modo de entender, el gobierno del Presidente Maragall se pareció más a un fecundo periodo de transición que al inicio de la alternancia política propiamente dicha entre las derechas y las izquierdas. Maragall rompió con un extenso período monocolor de conservadurismo nacionalista en los asuntos públicos del país. Un período excesivamente largo para poder responder con calidad a las urgencias que nos impone el mundo de hoy. Un período en el cual el desborde indentitario, que tantos buenos réditos electorales le dio al President Pujol, se antepuso a la necesaria modernización del país, a la ampliación y mejora de las estructuras sociales, al impulso renovador de la creación y de la produción cultural diversa, incluso a la consolidación de unas políticas de comunicación realmente plurales por parte de los medios públicos, etc..
La gran tarea del President Maragall y de su equipo fue la de romper con un régimen ( democrático sin duda) basado en el pensamiento único identificado con el modelo nacional católico del pujolismo y poner las bases de otra nueva etapa basada en la igualdad de oportunidades en la cosa pública y en el ámbito social para todos los catalanes, tanto de forma individual como colectiva.
Fruto de esta etapa, de la cual tanto la obra como el método de trabajo del gobierno son buena muestra, es posible hoy llegar a la Entesa. Y de ahí, también, el giro en el objetivo estratégico de la alianza política de las izquierdas ( que incluye a la izquierda independentista) : poner como objetivo de las políticas públicas el catalanismo inclusivo, el catalanismo social.
La evolución de la reflexión política en esta dirección, al interior de los tres partidos que componen la Entesa, la han hecho posible. Representando la globalidad de las sensibilidades sociales y políticas en el centro izquierda de Catalunya, incluso pudiendo aparecer en ocasiones con diferencias y contradicciones, socalistas, republicanos y ecosocialistas presentan hoy un frente político con vocación de solidez y con voluntad de gobierno conjunto a medio plazo.
Sin Gobierno Maragall, no hubiera sido posible hoy el Govern de l'Entesa. Mejor dicho, sin la etapa política del tripartito del Tinell, es posible que hoy no hubiera cuajado la Presidència de Montilla. Es por ello que quien quiera ver en el acuerdo un mero juego de intereses de cúpulas políticas está cometiendo un error de grueso calibre. La receptividad ciudadana al nuevo gobierno es amplia y expectante.El crédito de Montilla es amplio. La ciudadania está percibiendo hoy más que durante la etapa previa al 1º de noviembre que el movimiento político de las izquierdas catalanas tiene una considerable voluntad de futuro. E la nave va.
lunes, noviembre 27, 2006
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1 comentario:
Buenos dias,
Soy ciudadana de Vilafranca del Penedés y leo habitualmente su blog, es interesante, otro punto de vista, seguramente mas humano del que estoy acostumbrada a leer. Asi que le felicito y le animo a continuar con su labor informativa.
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