domingo, marzo 04, 2007

DE JUANA CHAOS Y LA REACCION DEL PP

A estas alturas de la legislatura a nadie debe escapar que el único interés del PP es el máximo desgaste electoral del Gobierno. No existe en la actual cúpula del PP el más mínimo interés en resolver el largo, difícil y complejo proceso de Euskadi. Incluso me atrevería a decir, que no existe en esta cúpula la más mínima sensibilidad per las víctimas del terrorismo, sean del color político o cívico que sea.
Esta reacción de Rajoy sobre la situación de de Juana tiene un único elemento político a destacar: mantiene a la ultraderecha española bajo las banderas del PP. No le interesa a Rajoy, ni a Acebes, ni a Zaplana una división del voto de las derechas. El objetivo de ocupar el centro político ha pasado ya a un segundo término. Hoy la línea directiva de los populares va en la dirección más radical, más agresiva, con los tintes más pronunciados de la derechona ibérica.
Esta dirección del timón conservador da miedo. Pero no podemos escondernos detrás del temor. Es mucho lo que nos jugamos en los próximos meses, entre dos grandes retos electorales, las municipales de esta próxima primavera y las elecciones generales del próximo año.
También debemos evitar, que el etarra De Juana, autor material de 25 asesinatos, y sin arrepintimiento, acabe convertido en un héroe. El Gobierno tomó la solución menos negativa para el frágil equilibrio de la convivencia política y social de Euskadi. El hecho de dejar morir a de Juana en prisión hubiera significado el comienzo de una brutal espiral de violencia en las calles de las ciudades y pueblos vascos que se debe evitar a toda costa.
No es un decisión tomada desde la cobardia, sino que es una acción política que ha antepuesto la política real a la política irracional.
El Gobierno de Rodríguez Zapatero, y los socialistas, hemos dados incontables muestras de nuestra actitud en contra del terrorismo etarra. Contamos en nuestras filas con demasiados compañeros muertos como para que alguien lo ponga en duda. Nadie lo puede desconocer, nadie lo desconoce.
Lo grave de esta situación es que el gobierno no tiene delante una derecha responsable. Tiene un derecha inmersa en una decidida deriva ultra, ansiosa de votos, dispuesta a utilizar la mínima desgracia ciudadana para su rédito electoral. Ante esta situación, las posibilidades de diálogo político son muy escasas.

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