En estos días hemos asistido a una manifestación de proporciones importantes: más de 10.000 jóvenes se manifestaron en Barcelona ( otros miles lo hicieron en Madrid y centenares en varias ciudades españolas) en protesta por las dificultades para acceder a una vivienda digna. Este movimiento, que nació de forma espontánea, tiene visos de convertirse en uno de los movimientos espontáneos de mayor impacto social.
También en este mes de noviembre, el Govern del President Montilla ha enviado al Parlament la ley que pretende mejorar el acceso a la vivienda. Es un gesto responsable, urgente y necesario. El Parlament debe, ahora, trabajar de forma intensa y rápida para que la ley se tramite con rapidez. Al Govern le corresponde, a su vez, dotar los presupuestos públicos de los próximos años con los recursos imprescindibles ( observen que no digo necesarios) para hacer frente a tamaña demanda.
Acceder a una vivienda en condiciones se ha convertido, para la mayoría de los jóvenes, en una odisea. El nivel de precios pone las cuotas mensuales de hipotecas y de alquileres por encima del salario que suelen ganar nuestros jóvenes. Vivir de forma autónoma requiere hoy compartir el piso o contar con un apoyo económico familiar que solvente éste u otros consumos imprescindibles de la vida cotidiana.
El panorama es complejo. La ley sola no podrá resolver todos los problemas planteados.Dará un paso muy importante, pero ella sola no será suficiente. Hace falta voluntad política, que el Govern de Catalunya ya ha manifestado, y hace falta un paquete de medidas económicas que ayude a los sectores más débiles del mercado a acceder a la vivienda. Promover la entrada en el mercado de una parte substancial del parque vacío mediante incentivos al propietario y al inquilino, liberar suelo para la construcción de viviendas protegidas y establecer un control estricto a la especulación del suelo ( como pretende la ley Trujillo) son algunas de las medidas a adoptar.
De todos es sabido que la unidad de vivienda se ha convertido en un producto financiero, que sectores importantes del dinero circulante están invirtiendo en el sector inmobiliario, obteniendo pingües beneficios.De todos es sabido que este fenómeno dificulta la intervención pública y puede llegar ( en caso de errar en el objetivo) a generar aún más especulación. De todos es sabido que no se podrá solucionar este tema de la noche a la mañana, que la fórmula a aplicar requiere cooperación de las administraciones competentes, planificación cuidadosa e inversiones a pequeño, mediano y largo plazo.
En materia de vivienda hace falta un trabajo intenso y sostenido. Garantizar el acceso a la vivienda a todo aquel que lo necesite nos llevará tiempo. Pero los ciudadanos esperan una respuesta firme, una labor contínua y decidida y un discurso más proximo a sus necesidades.
martes, diciembre 26, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario