lunes, agosto 14, 2006

LA CASA DEL AGUILA

Visité Uruguay hace unas semanas, en una de las semanas mas frías y más duras del invierno del sur. Con mis amigos de siempre, Carlos y Susana, que han sobrevivido con exquisita dignidad a les terribles crisis del país, visité un viejo icono de nuestras épocas de juventud : la Casa del Aguila, de Atlántida.
La Casa del Águila tiene mucho de la historia uruguaya. Es el reflejo de una historia de locos, la historia de un sueño hedonista con pretenciones de eternidad, construida sobre la arena.Hace treinta años la conocimos.Hoy, el falso buque construido a la orilla del mar ha perdido la quilla y la bodega. Sólo perdura la cabeza desafiante del águila con su mirada terrible. Por eso digo que se parece un poco a la historia de los últimos años del Uruguay querido.
Y también se le parece a su nuevo despertar. Está limpia y cuidada con precariedad, como las casas de la gente pobre de mi país, con un puñado escaso de imágenes en las paredes y adornado por cuatro obras de artistas locales, que son eso : más locales que artistas. Tiene todo el conjunto una vieja y desafiante harmonía de pobres. Con segura dignidad, como la de tanta gente del país.
Quien conoce el Uruguay sabe que es un país cargado de tempestades y de vientos. El viento, que es estupendo cuando quiere, va dejando poca materia ya en la costa. Y va acorralando a la cabeza desafiante de piedra.
Fue un encuentro estupendo, pero fue un encuentro impactante el que tuvimos con la Casa del Aguila.Para mi tuvo el sabor de un tiempo que ya no vuelve y el gusto de las cosas que debemos construir para seguir adelante en una etapa más madura. Hace treinta años Carlos escribía textos atractivos y a veces hermosos. Yo, también escribía alguna cosa...Susana siempre ejerció, a nuestro lado, la reflexión, la contemplación y la crítica.
Sin embargo, tengo la sensación de que aún hoy no hemos encontrado una forma de expresión duradera para la nueva etapa que vivimos en un país que sale de una larga y costosa enfermedad. El reencuentro con ciertos iconos del pasado puede ser un camino para esa búsqueda. Es posible que debamos sujetar, con más ahinco, la voluntad a la memoria.

2 comentarios:

Senén dijo...

De casualidad he llegado a esta página y me encuentro un sentido escrito de un paisano que me ha hecho pensar. Aquel Uruguay es el que quisiéramos volver a tener y lo tenemos que construir entre todos. Quizás tu desde tus cargos políticos en Catalunya y uno donde Dios nos ponga.
De todas formas, alli donde estemos, llevados por las fuerzas del destino, nuestras raices siempre estarán en aquel pequeño corazón enclavado en america del sur, que siempre se la pasa americando, desde tiempos de Artigas, aunque lo hayan dejado solo y aislado.
Para que le digas a los amigos, bajando por el Atlántico por la costa de brasil rumbo al sur, cuando encuentren un rio grande como mar doblan a la derecha y lo encontrarán en la orilla de la derecha.
Saludos amigo
Senén

Dieguillo dijo...

Hola paisano, le escribo desde Madrid, recuerdo perfectamente la casa del águila, siempre me llamó la atención, sobretodo nunca entendí su abandono y visible deterioro, lo cual daba cierto miedo, pero su arquitectura es majestuosa, la repentina y pronta muerte de su dueño y su abandono dió lugar a especulaciones y leyendas no probadas sobre refugiados nazis, hasta crimenes pasionales, pero pese a todo, es un hermoso monumento mas que tiene la costa uruguaya