La trayectoria profesional y política ( breve pero impactante incursión ) del juez Garzón no siempre ha recibido elogios unánimes. Somos un buen grupo aquellos que pensamos que ha sido un juez irregular y, en ocasiones, más dado al espectáculo mediático que al acto de rigor y de prudencia que se presupone a un juez en una etapa democrática.
De todos modos, para mi el Juez Garzón es un referente en la lucha contra la impunidad de dictadores y de las dictaduras. El proceso a Pinochet, la lucha por rescatar del olvido y hacer justicia sobretantos hechos de muerte y de violación de los derechos humanos en América Latina son por si solos la causa justificada y suficiente para que pueda valorar su trabajo, más allá de las polémicas que envolvieron su figura en ciertas ocasiones.
Creo que con la suspensión profesional de Garzón la imagen de España y de sus instituciones judiciales ha sufrido un daño muy importante en la esfera internacional. No estamos sobrados de imagen, y esta decisión llevada a cabo por la autoridad judicial pone en entredicho algo aún más duro : la democracia española ha completado su consolidación en el tejido de sus instituciones jurídicas ? A veces podemos dar la impresión de que los fantasmas de la España negra duermen agazapados en algún callejón y que han despertado al unísono para hacernos vivir duras pesadillas.
Un sentimiento muy doloroso es para mi reconocer que en una época tan compleja, Falange Española y Manos Limpias, dos exponentes de la ultraderecha ibérica, reciban más apoyo de los padres de la justícia que la causa justa de tantos condenados ( y asesinados) por la guerra civil y el franquismo. Me revelo y no me resigno a pensar que éste pueda ser es uno de los primeros síntomas de un tiempo más oscuro que está por llegar.
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